Un buen servicio al cliente se caracteriza por una serie de atributos y prácticas que buscan satisfacer las necesidades de los clientes, crear relaciones positivas y fomentar la lealtad del cliente. Un buen servicio al cliente se basa en la empatía, la comunicación efectiva, la competencia técnica y la voluntad de ayudar a los clientes a resolver sus problemas de manera satisfactoria. Estas características son esenciales para crear relaciones sólidas con los clientes y promover la lealtad a largo plazo.